La sombra de los apagones se cierne amenazante sobre el Caribe colombiano debido a un preocupante rezago en su infraestructura eléctrica. La Asociación Colombiana de Ingenieros (Aciem) ha alzado la voz de alarma, advirtiendo que la tendencia actual de deterioro en las redes de distribución de energía podría conducir a una crisis de proporciones alarmantes. Lo que agrava la situación es que las soluciones necesarias para mejorar esta infraestructura no son viables a corto plazo.
Carlos Cárdenas, presidente de Aciem en el Atlántico, destaca la crítica realidad: se necesitarán al menos cinco a siete años para que las redes alcancen niveles aceptables. Las redes de distribución actuales, sin una transformación sustancial, enfrentan el riesgo constante de fallas técnicas debido al aumento del consumo energético por parte de los usuarios, mientras los componentes técnicos se mantienen obsoletos y desgastados.
El impacto directo del rezago de la infraestructura eléctrica se traduce en pérdidas técnicas que superan en un asombroso 170% el promedio nacional, repercutiendo directamente en la calidad de vida de los usuarios de la región.
El incremento vertiginoso de las tarifas eléctricas, ya sea por razones coyunturales o estructurales, ha causado un estrangulamiento financiero en los hogares del Caribe. Los precios de la energía han escalado de manera alarmante, incrementándose entre un 25% y un 49%. Esta combinación de factores amenaza la estabilidad energética y económica de la región, exigiendo una acción urgente y sostenida para evitar el colapso.
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