Desde octubre del año pasado, el Gobierno Nacional decidió implementar incrementos paulatinos en el precio de la gasolina en Colombia, con el objetivo de evitar un mayor déficit generado por el Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles (FEPC). La pandemia de la COVID-19 ha llevado a un aumento en los precios internacionales del petróleo, lo que ha generado un impacto en el precio de la gasolina en el país.
El pasado 1 de abril, el precio de la gasolina en Colombia tuvo un aumento de 400 pesos por galón, llegando a costar 11.167 pesos. Este incremento ha afectado especialmente a los habitantes de Villavicencio, Cali, Bogotá, Manizales, Pereira, Ibagué y Medellín, donde se vende el galón de gasolina más costoso.
En contraste, el precio del diésel sigue congelado en las 13 principales ciudades del país. Cali, Villavicencio, Pereira, Manizales y Bogotá son las ciudades en donde el valor del diésel estará por encima del promedio nacional.
El gobierno ha señalado que los incrementos en el precio de la gasolina se han implementado de forma paulatina, y que Colombia sigue teniendo uno de los precios más bajos de gasolina y diésel en América Latina, gracias a la operación del FEPC. Sin embargo, el aumento constante en el precio de la gasolina ha generado preocupación entre los colombianos, especialmente entre aquellos que deben utilizar sus vehículos para trabajar o para transportarse diariamente.
Es importante tener en cuenta que el incremento en el precio de la gasolina no solo afecta a los conductores de vehículos, sino también a los precios de los productos que dependen del transporte de carga y distribución, lo que puede generar un aumento en los precios al consumidor final.
Ante esta situación, los colombianos buscan formas de cuidar su bolsillo y mitigar el impacto del incremento en la gasolina corriente. Es necesario seguir monitoreando la situación y exigir medidas que permitan un mayor acceso y estabilidad en los precios de la gasolina, especialmente en zonas donde su costo es más elevado.
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