La situación de inseguridad en las afueras de los colegios de Barranquilla se ha vuelto cada vez más peligrosa para los maestros, quienes ahora deben recaudar monedas de 1.000 pesos no para sus alcancías, sino para pagar las extorsiones de los delincuentes que los acechan y les exigen dinero a cambio de permitirles entrar a las escuelas.
Según José Ignacio Jiménez, presidente de la Asociación de Educadores de Barranquilla, los maestros han sufrido extorsiones durante los últimos cinco años, pero la situación se ha agravado en las últimas semanas en las localidades suroccidente, suroriente y metropolitana, especialmente en barrios como La Esmeralda, Los Olivos, La Pradera, Rebolo, Carrizal, Siete de Abril y Santo Domingo.
Los delincuentes se acercan a los maestros y les exigen "la liga", y si estos se niegan, los amenazan con represalias. Al salir de la escuela, los profesores corren el riesgo de ser atracados o amenazados. Jiménez indica que la procedencia de los delincuentes es incierta, y que a veces se hacen pasar por miembros de bandas como Los Rastrojos Costeños o el Clan del Golfo.
Los maestros se quejan de que ahora deben presupuestar pagos de extorsiones como parte de sus gastos, para evitar la misma suerte del maestro que fue baleado y herido hace tres años en el barrio Los Olivos por oponerse a pagar "vacunas". Critican la falta de efectividad de las investigaciones en este caso, que no resultaron en capturas y obligaron al docente a abandonar el colegio donde trabajó por 18 años.
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